Juanito se escondió dentro de un contenedor gigante pero lo encontraron pronto. No había manera siempre daban con sus escondrijos y se ponía de mal humor con su cara PARECÍA QUE IBA A INVOCAR A UN DEMONIO!
Aquel día pensó que a María no se le pasaría por la cabeza mirar en el contenedor ya que iba con el vestido nuevo de ir a misa los domingos. Pero nada niño se subió al escalón más alto y ZAS lo encontró por quinta vez consecutiva.
Pedro tubo la suerte de un ángel porque como se escondió en el árbol más grande del parque nadie lo veía contemplaba como iban encontrando a sus compañeros uno a uno hasta que María no sabía donde mas buscar y ¡BOOOOOOM! Pedro salto del árbol y cuando cayó al suelo no se podía levantar.
Todos asustados fuimos con él. La cosa pintaba muy mal porque su pie se hinchaba y cambiaba de color por momentos.
Lucía fue rápido mas rápido que un avestruz a la panadería de su madre Juana.
Cuando llegó le explico a su madre toda la situación y fueron al parque a ver como estaba Pedro.
Este estaba aún peor porque ahora estaba como si lo estuvieran matando, su madre que apareció con la llamada de Juana, lo iba calmando mientras llegaban al centro de salud.
Allí fue a la consulta de su doctor pero este les dio muy malas noticias, allí no podían atenderle debían trasladarlo en ambulancia al Hospital Central.
Muy asustado pero algo más calmado Pedro se despidió de sus amigos, estos no podían acompañarlo y además era muy tarde.
En el hospital lo primero que hicieron fue ingresarlo de urgencia se había roto el tobillo en dos y tenían que operarlo, por suerte estaba allí el doctor Moisés que era un conocido de la familia.
A la mañana siguiente se lo llevaron al quirófano numero 10, Pedro estaba muy asustado pero sin darse cuenta se le cerraron los ojos, la anestesia hizo efecto.
El doctor les explicó que la operación no iba a ser sencilla pero que iría todo bien, sobretodo iba a ser muy importante la recuperación y que no tuviera más esas ideas de bombero.
La operación fue un éxito y a los 2 días le dieron el alta. Ese mismo día Juanito y sus amigos lo estaban esperando en su puerta con una gran pancarta de bienvenida.
Por momentos Juanito se sintió bastante feliz porque aunque sus escondites eran más malos que el libro favorito de su madre(esos cursis de amor)por lo menos eran seguros.