Enrique olvidaba las cosas y no recordaba nada.
Hace tiempo Enrique se pegó un golpe muy fuerte en la cabeza. Paseando por la calle, paso por un lugar donde habían obras, estaban construyendo un edificio de oficinas para una empresa multinacional.
Entonces le cayó un bloque de cemento encima desde la primera planta. Tubo mucha suerte porque no le mató, solo le hizo una brecha de punta a punta de la cabeza.
Rápidamente, los operarios de la obra llamaron a emergencias y a los pocos minutos apareció la ambulancia. Primero le inmovilizaron la cabeza poniéndole un collarín en el cuello, no se hubiera lesionado las vertebras, luego le practicaron los primeros auxilios y le reanimaron porque había perdido el conocimiento. Como había perdido mucha sangre, lo estabilizaron y se lo llevaron al hospital para realizarle una transfusión de sangre. Le hicieron todo tipo de pruebas y no tenía nada grave en principio. Pero al despertar, Enrique no recordaba nada, había perdido la memoria. No recordaba ni su nombre ni como había llegado hasta allí.
Los médicos se lo explicaron todo, como se llamaba, como fue el accidente y que lesiones le había producido el fuerte golpe. Parecía como si acabara de nacer.
Al pasar días, semanas, meses, incluso años no lograba recordar nada antes del accidente ni siquiera el propio accidente. Por mucho que tenia tratamientos o intentara recordar no podía. El pobre Enrique no sabia que hacer, de vez en cuanto le dolía la cabeza y eso hacia recordarle poquísimas cosas. Pero un buen día paso algo mágico, le empezó a doler mucho la cabeza y se durmió. Cuando se despertó empezó a recordarlo todo, era un milagro, porque los médicos dijeron que no se podía hacer nada al respecto, pero pasó.
Enrique recordó el accidente y todo lo vivido antes de lo sucedido. Él se puso muy contento
y feliz. Desde entonces Enrique vive su vida feliz y normal. Y recuerda que tiene que ir con cuidado y mirar para arriba cuando pase otra vez por debajo de una obra.