Me dijo mi madre que qué me pasaba y le conté todo. Le conté lo que me había pasado hace unas semanas. Todo empezó el lunes cuando fui al pie de una montaña no muy lejos del pueblo con mi amiga Lusi a andar. Seguimos caminando hasta que encontramos un campamento abandonado. Decidimos reformarlo. Pasaron las semanas, y el campamento ya estaba reformado y entonces Lusi me dijo: como ya tenemos 16 años podemos montar un campamento para cuidar a los niños y las niñas durante el resto del verano.
Primero llenamos la piscina que estaba vacía, porque el campamento ya la traía. Y eso fue lo que le dije a mi madre, aparte de decirle que necesitábamos dinero para transformar el hueco de una sauna que estaba rota en una piscina de bolas, y arreglar el baño de una cabaña y productos para limpiar todas las cabañas. Mi madre para ayudarnos nos dio un cheque de 10.000 euros. Al día siguiente fuimos a comprar los productos para limpiar y nos pusimos a limpiar. Llevábamos quince cabañas y nos faltaban tres para acabar todo. Las acabamos y nos pusimos a contar cuantas camas hay en cada cabaña para multiplicarlas por 18 y nos salió 90, entonces podían estar 90 niños y niñas.
El fin de semana empezaron a llegar personas para inscribir a sus hijos al campamento. En total se inscribieron 83 niños y niñas. El lunes empezaron a llegar los niños y niñas. Cada uno se instaló en su cabaña y fueron a ver las actividades que había hoy. Al día siguiente como todos los días empezamos a contar los niños y nos faltaba la mas pequeña, Ana, empezamos a buscarla y la mas mayor Lola se fue al bosque con unas niñas de un años menor a buscarla. Después de media hora la encontramos en su cama durmiendo, la pobre se había quedado dormida.
Y pusimos el campamento de 7 a 14 años y nunca mas se nos perdió un niño.