Es verdad, gracias y adiós, le decía Clara a su amiga Valentina porque Clara le había pedido los deberes del colegio a Valentina.
Al día siguiente era el cumpleaños de Clara y para celebrarlo se fueron de excursión a la montaña, se llevaron bocadillos, zumos. Se encontraron una pareja de águilas, caballos, burros y dos cabras chifladas. Lo pasaron muy bien. Se les hizo tarde y tenían que volver a casa y como tenían tienda de campaña y comida suficiente decidieron acampar.
Por la mañana Clara no se encontraba bien y tenía manchas rojas por todo el cuerpo, cuando su madre la vio se fue corriendo hacia el médico.
El médico le dijo a Clara que solo era una reacción alérgica a una flor, le mando unas pastillas y una crema.
Vivieron felices y comieron perdices.