jueves, 4 de junio de 2020

Texto Libre: Los buenos amigos

Pasaron un par de minutos y no entró. Todavía no habían llegado ni Juan ni Laura. Por mucho que la camarera de la entrada le indicaba que podía pasar Gerardo no entró, prefería esperar fuera a sus amigos, que como siempre no sabían lo que era la puntualidad. Se apartó para dejar entrar a la gente que tenía detrás. Volvió a mirar el reloj y otro par de minutos...ya iban 20! Que desastre el próximo día comería algo en casa antes.
Aunque esos detalles lo ponían muy nervioso y lo enfurecían, todo se le pasó cuando los vio torcer la calle, ya estaban ahí. Eran sus mejores amigos desde infantil y los quería. Laura tenía la cara roja como un tomate y Juan sudaba como un gorrino.
-¡ Perdona Gerardo! - dijeron los dos al unísono.
- Tranquilos...veo que hay una buena excusa - dijo mirándolos de arriba abajo- rezad para que la camarera nos deje entrar y no tengamos que hacer cola.
Tuvieron suerte y pudieron pasar. Una vez sentados, Laura empezó a relatar que cuando esperaba a Juan sentada en un banco, y al ver que este no llegaba, lo llamó y tuvo que acudir a buscarlo, porque se le había pinchado una rueda y como los del seguro no respondían a su llamada hizo de mecánico. Al llegar y encontrarse como estaba Juan, lleno de grasa y aceite. Y encima sin saber cambiar la rueda, le dijo que ya era muy tarde y que no habían avisado a Gerardo.
Juan volvió a su piso se cambió y lavó como pudo y salieron corriendo en busca de Gerardo.
Lo que venía después ya lo sabía. No iba a estropear la última comida juntos, en 3 días Gerardo partía a Nueva York y no quería irse con mal sabor de boca. La comida en seguida volvió a la normalidad, recordando sus buenos momentos que eran muchísimos. Estos momentos eran los que en la balanza sumaban para no irse. Pero después de pensarlo mucho era una oportunidad única, no todos los días recibía uno la oferta del National Geographic! Además se habían prometido cada 3 meses habría quedada, si o si.
Terminaron el postre y parecía que ninguna quería que ese momento acabara. Así que después de discutir por pagar , Juan pagó y dijo que la próxima sería en Nueva York y le tocaría a Gerardo.
Al salir del restaurante se dieron un gran abrazo y se prometieron que esa amistad perduraría siempre.

                                    FIN