Un día iba paseando por el pueblo y en el descampado en el que yo siempre juego con mis amigos encontré un extraterrestre. Él empieza a hablar y me dice que no tiene gasolina para su nave y yo llamo a la grúa y se la lleva a la gasolinera. Nosotros nos íbamos andando. Cuando llegamos él le puso la gasolina y me dijo que si me quería venir con él a Marte y yo le dije que sí y nos fuimos.