Un día iba por la calle y me encontré una pulsera verde. Me llamó la atención y entonces la cogí y me la quedé.
Por la noche me desperté y vi una persona muy baja en mi habitación que desprendía un color verde amarillento.
Me levanté de la cama y era un...¡extraterrestre!
El me dijo:
-No tengas miedo, sólo vengo por la pulsera que cogiste en la calle.
Yo, asustada, le di la pulsera y me dijo:
-¿Quieres que te lleve a ver el espacio?
Yo le dije con la cabeza que sí.
Y me cogió de la mano y me llevó a ver los planetas, las estrellas...
Después me llevó a casa y yo me acosté y a la mañana siguiente me desperté y me miré la mano y ¡no tenía la pulsera! Pero pensé que todo fue un sueño.