A mi hermana y a mí nos tienen hartas mis padres que todos los días nos cuentan historias aburridísimas. Pero un día nos empezaron a contar una historia que me llamó mucho la atención. Se llamaba "Unos padres penosos". Y yo os la voy a contar ahora.
Hace unos años había una mujer que se llamaba Silvia y un hombre que se llamaba Sergio, tuvieron una hija. Su hija ya cumplía siete meses y a Sergio se le cayó por la escalera. Silvia gritó: "Ah mi niña" pero por puro milagro no se hizo nada.
Otro mes Claudia, la hija, se estrello contra la mesa y se hizo un buen chichón y la tuvieron que llevar al centro de salud.
Una mañana dejaron a Claudia en la trona y Silvia fue a por el desayuno de Claudia y en un abrir y cerrar de ojos Claudia ya se había caído de cabeza.
Dos años después tuvieron otra hija, Blanca.
Una mañana Silvia dejó a Blanca que tenía cinco meses con Claudia que tenía dos años. Silvia iba a su cuarto que estaba al lado y le dijo a Claudia: "Cuida de tu hermana mientras voy al cuarto que no llore, si llora me llamas". Y Claudia cogió a Blanca y la metió entre la barandilla de la cama y la cama, y enseguida dijo: "Mami, mami corre ven", pero la pudieron sacar sin ninguna dificultad.
Otra cosa que pasó fue que iban a la casa de la abuela de Blanca y Claudia, claro iban paseando y venía un coche y Claudia estaba cruzando y porque no pillaran a Claudia, Silvia estampo a Blanca contra una señal.
Con el tiempo ya se iban haciendo grandes, Claudia ya tenía cuatro años y Blanca dos años.
En verano fueron a la playa y allí descubrieron que Claudia tenía un gran talento, era cantar y que Blanca sabía bailar muy bien.
Y también descubrieron que ya no eran unos padres penosos sino que eran muy buenos padres.