En la cena no paso nada interesante hasta que vi a través de la ventana una cosa que parecía un huevo.
Terminé de cenar y salí a ver lo que era. Descubrí un huevo de colores, me lo llevé a mi habitación y lo escondí.
Por la mañana fui al colegio y cuando volví el huevo estaba roto. Busque por toda la habitación y entre todos los peluches vi un animal que era mitad gato mitad unicornio. Tenía cuerno y pelo de unicornio y cabeza y cuerpo de gato.
Decidí cuidarlo porque estaba asustado.
Entro mi hermana en mi habitación, se asustó y como gritó Gatocornio le hizo caca en sus pies. Era una caca enorme media 3 metros y para colmo la caca era multicolor.
Como tenía que ir al colegio y no quería dejarlo solo me lo lleve todos los días en la mochila y así no lo descubrirían.
Un día estaba en clase de matemáticas y cuando fui a coger el estuche Gatocornio ya no estaba.
Le conté a mis amigas lo que tenía en la mochila para que me ayudaran a buscarlo. Empezamos a buscarlo, eso sí, teníamos que tener muchísimo cuidado para que los maestros no nos vieran.
Buscamos por muchos sitios y no había suerte, entonces fuimos a la cocina y lo encontramos, pero solo había un problema, se había comido todo.
Al final, todo se arregló y Gatocornio se quedó en mi casa a vivir porque mi madre lo vio y me dejó quedármelo.
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