Érase una vez una bruja que tenía
anemia. Un día se desmayó. Su madre se asustó y llamó al médico
brujo que curaba a todo tipo de personas y enfermedades. El médico
no sabía cómo curarla. Entonces le dijo a la madre:
-Lo siento, señora, no sé qué hacer.
La madre le contestó:
-Eres muy mal médico. Anda, vete.
La madre le tiró un cubo de agua fría
y la hija despertó.